
¿QUE SOMOS?
Hay dos energías principales: espiritual y material. La energía espiritual superior es la fuente de la conciencia y es eterna, llena de conocimiento y bienaventuranza. La energía material inferior, como los cuerpos y otros objetos materiales, no tiene conciencia y está en constante cambio.
“Cada ser viviente en este mundo es un alma espiritual eterna encerrada en un cuerpo material temporal. Cada alma siempre ha existido y siempre existirá como un ser individual personal. Solo el cuerpo material comienza y termina, porque el alma nunca nace y nunca muere. El alma es la energía viviente superior de Dios, una parte de Dios, Krishna. Y Dios se muestra bondadoso con cada alma”. Śrīmad-Bhāgavatam
Somos el alma o la consciente fuerza de vida dentro del cuerpo y somos diferentes del cuerpo, la cual es solamente una compleja máquina.

El alma reposa en el corazón, el sitio de todas las energías del cuerpo. Desde aquí experimentamos el mundo conectados a los sentidos del cuerpo, así como a las energías más sutiles de mente, inteligencia, y ego.
El entendimiento de la diferencia entre cuerpo y alma — entre materia y espíritu — es el principio de la vida espiritual y la única base para la verdadera autorrealización.
Nuestro cuerpo cambia constantemente: infancia, juventud, mediana edad, vejez, y finalmente muerte. Pero, el alma inalterable, atestigua esta “realidad virtual” desde dentro. Por eso, aunque el cuerpo cambie constantemente durante la vida, permanece el sentido de identidad.
La materia es temporal, y el espíritu es eterno. Por lo tanto como almas eternas somos más importantes que nuestros cuerpos. Entender este punto es verdadero conocimiento.
Somos por naturaleza eternos, felices y plenos del conocimiento. El cuerpo humano nos permite realizar actividades espirituales que nos liberarán del ciclo de nacer y morir en otros cuerpos materiales adicionales.
“Los videntes de la verdad han concluido que, de lo no existente [el cuerpo material] no hay permanencia, y de lo eterno [el alma] no hay cambio. Esto lo han concluido del estudio de la naturaleza de ambos. —Sri Krishna, Bhagavad-gita 2.16
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